jueves, 22 de diciembre de 2011
NAVIDAD... REFLEXIONES PARA CONSTRUIR
Cuando llegan estas fiestas tradicionales del cristianismo, los pueblos renuevan las esperanzas por un mundo mejor.
Lamentablemente hay escenarios que parecen solo una fachada. “La gente luce estar de acuerdo maravillosamente todo…; unos festejan sus millones, otros la camisita limpia y otros no saben lo que es brindar”.
Habrá quienes se hartaran de tanto comer, se descorcharán cientos de miles de botellas de los vinos más caros y tipos de champagne, pero ahí al costado de los que tienen tanto, están ellos, los que tienen poco, también los que no tienen nada; y eso duele.
Pido disculpas si alguien que está escuchando se siente ofendido por mis palabras, que estos días, como muchos dicen, deben ser de alegría y solo de buenas ondas para así alejar las pálidas que cotidianamente observamos con solo ojear un diario o mirar la televisión.
Puede ser que sea así, pero yo no estoy inventando nada. “Las cosas se muestran solas… solo hay que saber mirar”. No muy lejos de aquí vi chicos revolviendo la basura buscando que comer; en el norte del país impunemente se siguen vendiendo tierras públicas con pueblos indígenas incluidos; en Buenos Aires desaparecieron las villas miserias pero solo de los televisores; la inclusión social resulta que no es inclusión real; y en la periferia del mundo a diario la gente se muere de hambre.
Claro que, como a todos los seres humanos, nos gusta la alegría, las cosas buenas, las palabras bellas… también somos portadores de palabras bellas. Asimismo, soy conciente y así lo entiendo, del compromiso que significa un programa de radio más allá de su temario, más allá de la línea ideológica que lo define, y no importa si este es musical, deportivo, cultural o político. Un micrófono abierto es un privilegio que tenemos solo unos pocos, entonces, que no sea insustancial.
Dentro de pocas horas levantaremos una copa para brindar por la Navidad. ¡Qué ese brindis no sea en vano!. No importa lo que haya dentro de la copa, lo importante es que cada uno de nosotros encontremos un verdadero motivo para brindar. Si esto que es mínimo se da, si esto que es mínimo lo descubrimos con solo mirar a nuestro alrededor, entonces podremos desearnos sinceramente ¡feliz Navidad! …. porque estaríamos, entre todos, construyendo.
Néstor Alessio
Nota leida en radio
viernes, 28 de octubre de 2011
General Lavalle (Córdoba)
Distintas tomas aéreas del predio donde están las plantaciones que dan forma a la guitarra
************************************
"Es increíble ver un diseño tan cuidadosamente planeado, a tanta distancia abajo", dice Gabriel Pindek, piloto comercial de Austral Líneas Aéreas, según publicó el diario Mdzol.com. Y agregó "No hay otra cosa así".
Es obra de Pedro Martín Ureta, un productor agropecuario de 70 años. La hizo para conmemorar a su difunta esposa, Graciela Yraizoz, quien murió en 1977 a los 25 años.
En su juventud, Ureta era bohemio. Viajó por Europa y se codeó con artistas y revolucionarios. Pero al regresar al país a los 28 años, en la década del 60, su corazón quedó cautivado por el de Yraizoz, una joven de apenas 17 años en aquel entonces.
Según contó Ureta, el párroco local casi se niega a celebrar el casamiento entre la joven pareja porque no creía que el muchacho se comprometiera con los votos de la sagrada unión como amar a Yraizoz "todos los días" de su vida. Pero demostró al religioso que estaba equivocado y la unión fue feliz, aunque breve.
"Ella era muy emprendedora, vivía haciendo cosas", dice Soledad, de 38 años, uno de los cuatro hijos del matrimonio, y agregó: "Ella ayudó a guiar a mi papá. Vendía ropa".
Un día durante un vuelo sobre la llanura pampeana, Yraizoz vio desde el aire un campo que parecía un balde, cuentan sus hijos. En ese momento, se inspiró y decidió que la finca de la familia tomaría forma de una guitarra, un instrumento que adoraba.
"Mi padre era muy joven, y estaba ocupado con su trabajo y sus propios planes", dice su hijo menor, Ezequiel, de 36 años. "Él decía 'después, hablemos después'".
Un día en 1977, Yraizoz se desmayó. Había sufrido una ruptura de aneurisma cerebral y al poco tiempo falleció, mientras llevaba en el vientre a quien hubiera sido el quinto hijo de la pareja.
Ureta cuenta que desde ese momento, orientó su vida en una dirección más filosófica, se retrajo del mundo exterior y comenzó a leer sobre el budismo. Ureta parafrasea un verso del cantautor y escritor Atahualpa Yupanqui que le quedó grabada en la cabeza: "Galopaba mucho y lo mismo llegué tarde".
Años después de la muerte de su esposa, Ureta decidió cumplir con sus deseos sobre el diseño de la estancia y, tras consultar a varios paisajistas que quedaron desconcertados con el proyecto que les proponía, se hizo cargo del trabajo.
Entre toda la familia plantaron los árboles, que no fue una tarea fácil. "Es una zona semiárida y hay vientos fuertes y sequías", dice Ureta. "Tuve que sembrar y resembrar y casi abandoné el proyecto".
Finalmente, a Ureta se le ocurrió cómo hacer para que los árboles más jóvenes crecieran y según cuenta su hija María Julia, de 39 años, fue lo más parecido a que su madre volviera a vivir.
Mientras cuidaba los árboles, el hombre criaba a sus cuatro hijos. Cada día, manejaba unos 15 kilómetros en su camioneta para llevarlos a la escuela y cuando se quedaba trabada en el barro durante la temporada de lluvias, usaba un caballo para sacarla.
Hoy, el hijo mayor, Ignacio, de 42 años, es ingeniero; María Julia es representante farmacéutica; Soledad es profesora de educación especial; y Ezequiel es veterinario. Tiene nueve nietos.
Después de un largo tiempo, Ureta logró rehacer su vida con María de los Ángeles Ponzi, que está a cargo de la farmacia del pueblo. Ella dice que aprecia la belleza del tributo a la primera esposa de su pareja. Ureta nunca ha visto la gran guitarra desde el cielo, excepto en fotos. Teme volar.
*******************************************************************************
Hasta la próxima historia....
miércoles, 31 de agosto de 2011
MARGARITA... Departamento: Vera
Hoy le presentamos la localidad de Margarita, emplazada en el departamento Vera, en el Norte de la provincia. La misma dista 230 km de la ciudad capital de Santa Fe y se arriba a través de la Ruta Nacional Nº 11, pasando la ciudad de Calchaquí.
Margarita, cuya denominación deriva del nombre de una amante frustrada del su fundador Dn. Luciano Leiva, quien fundó el pueblo mientras ejercía la gobernación de la provincia en el período: 1894-98. Su comuna data del 31 de enero de 1899.
La localidad de Margarita es cabecera del distrito comunal del mismo nombre, cuya extensión comprende 1.154 kilómetros cuadrados, y cuenta en la acualidad con 7.000 habitantes aproximadamente.
domingo, 3 de julio de 2011
NELSON y la Fiesta Prov. del Pollo Asado
lunes, 13 de junio de 2011
GESSLER... 2º Entrada
Aqui un comentario de Cintia, impreso en Gessler (post anterior) haciendo referencia a un acontecimiento cultural del pueblo que tiene más de treinta años de vigencia.
"Quisiera hacer un pequeño aporte a los datos de Gessler puesto que es que la música y la danza son, sin dudas al igual que los cuentos y los relatos, un modo de volver, de retornar, de renacer, volver a las "nanas" de nuestras abuelas esas! las de los ojos gringos, de donde vengo... Gessler cuenta con una institción cultural que se encarga de manera frecuente y apasionada, de rescatar y transmitir el saber popular del pueblo.
"Año a año convoca desde el folklore (Gessler, folklore para todos: canto, música, danzas, artesanías) a una cantidad preponderante de artístas que visitan nuestro pueblo y colonia y contribuyen al crecimiento no solo artístico sino también social de toda la región.
"Considero se lo debe tener en cuenta, porque gracias a este bello fenómeno popular de la danza y el canto yo recorri desde Gessler todo mi país y hasta otros... orgullosa estoy de mi pampa verde, que también tiene canción en honor a nuestros primeros pobladores (Rancherita de mi Gessler), y orgullosa estoy también de haber aprendido este bello lenguaje de la danza en el prestigioso Instito "Mi Partria" que desde 1980 brega y lucha para que la semilla del amor por el patrimonio cultural no se pierda.
Un abrazo geslerino con sabor único".
Todo dicho.....
lunes, 16 de mayo de 2011
LA BRAVA... Dep. San Javier
Distante 178 Km. de la ciudad capital de la provinvia de Santa Fe, se arriba por RN 11 rumbo norte hasta antes de llegar a Gobernador Crespo girando por RP 39 unos 3o Km. rumbo Este.
Festeja sus fiestas patronales el 7 de octubre, en homenaje a la Virgen del Rosario.
"Historias de Pueblos Olvidados" (Radio Universidad de Santa Fe), y blog "Allá lejos... mi pueblo" convocó a la señora Beatriz Gutierrez, oriunda de La Brava, a contarnos historias de su pueblo natal.-
Un momento de la entrevista a Beatriz Gutierrez en el estudio de la radio (LT10)
sábado, 9 de abril de 2011
NARÉ, PUEBLO DEL DEP. SAN JSUTO
Una maestra está haciendo dedo en el ingreso del pueblo, justo donde empieza el camino de tierra, desde hace algo más de un año mejorado con ripio. Desde hace un buen rato permanece bajo el fuerte sol del mediodía, a la espera de algún pueblerino o productor servicial que la acerque hasta Videla. Es que ninguna empresa dedicada transporte de pasajeros ingresa en la actualidad a Naré. Y eso implica una pequeña y cotidiana odisea para los docentes que cada día llegan de localidades vecinas a cumplir con su deber en la escuela primaria del lugar.
Hasta casi 20 años atrás, la realidad de este pequeño pueblito del departamento San Justo, ubicado unos 20 kilómetros al este de la Ruta Nacional 11, era radicalmente diferente: todavía contaba con el tren como vínculo con el resto del centro norte de la provincia. Hoy, Naré se encuentra en cierta medida en una situación peor de la que estaba con el ferrocarril sostienen los narenses
Un ejemplo práctico, que ilustra con claridad como es la vida cotidiana en el pueblo, tiene directa relación con la inexistencia en la actualidad de cualquier tipo de diarios, periódicos o revistas. Mientras que tres lustros atrás, “una hora después de que el diario salía en Santa Fe, lo teníamos acá". Algo similar ocurre con la correspondencia: la comuna debe ocuparse hoy de retirarla en San Justo -distante más de 30 kilómetros-, mientras que el tren garantizaba la llegada de cualquier misiva en tiempo y forma.
El tren era todo
Las callecitas de Naré conservan esa impronta tan característica de los pueblos chicos. El almacén de ramos generales, la iglesia y alguna que otra casona que envejece, son vestigios del auge que vivió el pueblo décadas atrás. Naré llegó a tener alrededor de mil habitantes en su auge. Después decayó hasta tener menos de 500, y hoy está aproximadamente en 600 pobladores.
Volver a vivir
Para la gente de Naré, la posibilidad de que los trenes vuelvan a pasar por esa estación ubicada a poca distancia de sus casas sería "prácticamente volver a vivir". Incluso les permitiría empezar a soñar y a proyectar en serio. Este pueblo, al igual que otros, fue testigo de un país del que no sólo formaba parte como un punto más en el mapa, sino como pieza fundamental de un modelo de desarrollo, al que estaba vinculado gracias al ferrocarril. Hoy, sus habitantes se aferran a la posibilidad de que la vuelta del tren les ayude a recuperar su identidad.
Fuente: diario El Litoral (Santa Fe)
Leyenda del cacique Naré
El fuego que bautizó a un pueblo
Por: Oscar Aguiar (Naré)
El verano era caliente en Santa Fe, el sol golpeaba a pleno en esa zona, tal vez era febrero, el cacique de aquella tribu de abipones acababa de llegar con su carga de pescados, todos ensartados en la vara de su lanza, los sábalos se desparramaron por el suelo al volcarlos sobre el extremo.
El calor era agobiante, al sur gruesos nubarrones presagiaban una inminente tormenta, se elevó sobre su figura y miró el cielo, su tez desnuda y bronceada mostraba la imagen de un gran ejemplar de hombre, pero el cacique estaba preocupado, precisamente en ese tiempo debería nacer su primer hijo...
Miró hacia la choza de paja donde su mujer, tendida en el suelo estaba a punto de dar a luz. Una ráfaga de viento le movió los cabellos como acariciándolos, el indio se golpeó el pecho pidiendo al cielo una señal. Su hijo nacería y debería ponerle un nombre… la tradición indicaba que él no debía presenciar su nacimiento.
Se internó en el monte cercano, mientras que los primeros truenos se hacían escuchar y los relámpagos, cada vez más cercanos, anunciaban la tormenta. El llanto del niño y el griterío de las mujeres de la tribu anunciaron que el bebé había nacido en ese momento.
Un relámpago cegó al cacique, seguido de un tremendo ruido el trueno ensordeció al hombre y un viejo algarrobo seco empezó a arder, el rayo había caído justamente en él. Enseguida el fuego se extendió por la misma acción del calor.
El cacique había quedado paralizado un poco por la emoción de ser padre y un poco, tal vez, por el rayo que había caído a pocos metros de él.
El fuego le quemó los pies desnudos y entonces corrió gritando para que toda la tribu se alertara ¡Naré, Naré, Naré!
Entró a la choza y tomó a su hijo en brazos, lo levantó hacia el cielo y gritó ¡Naré!, que en lengua abipona quiere decir fuego... de esa manera también quedó bautizado su hijo. Luego tomó a su esposa en brazos y con ella y el niño, corrieron hacia el arroyo Saladillo cercano, se internaron entre sus aguas; dejó al niño en brazos de su mujer y regresó a la tribu para ayudar a su gente, que corría desesperada hacia el río.
El fuego destruyó todo, nada quedó de aquel campamento indígena; pero el nativo era terco y esa fue una circunstancia, así la tribu que con el tiempo construyó sus chozas.
Me siento libre como el viento, ágil y violento como un felino, lindo como el sol y suave como la luna; su padre se sentía orgulloso de él, que aunque tuvo otros hermanos, Naré fue el preferido del cacique.
Pero un día Naré formó su propia familia y con su pareja emigró de la tribu, otras parejas de abipones lo siguieron y un día encontraron un lugar excepcional... los dos Saladillos se unían... cosa que ellos jamás se habían imaginado, altas lomadas con frondosos árboles, buena caza, buena pesca...
Naré pensó: “éste es el lugar ideal, aquí siempre habrá aguas y peces... y siempre habrá caza, porque los animales necesitan agua para poder vivir”
¡Éste es el lugar para acampar y formar mi tribu!
Y allí se afincó con su gente, donde vivió muchos años en la unión de los Saladillos dulce y amargo, hoy Puente Las Cañas.
GALERIA DE IMAGENES
lunes, 28 de marzo de 2011
Oroño bajo la maleza y el olvido
Esta es la historia de Oroño, un pueblo del interior de la provincia de Santa Fe pero que podría ser la historia de tantos pueblos a lo largo y ancho de nuestra patria. La provincia de Santa Fe está compuesta por 362 distritos entre pequeñas localidades y ciudades, y de éstas, más de un centenar está en riesgo de desaparecer por despoblamiento. Así lo muestra una comparación resultante de los censos de 1991 y 2001. (Los datos del censo 2010 aún se desconocen).
Pero en esta situación no se tiene en cuenta a las pequeñas poblaciones rurales emplazadas en el interior de las colonias -o campos propiamente dicho- que forman parte de algunos de los distritos mencionados y que tienen vida propia e independiente de aquellos. Si se tuviera en cuenta estos micro urbanismos, serían más del doble las poblaciones en riesgo de desaparición de las que se mencionan en distintos medios gráficos de tirada nacionales, amén de los ya desaparecidos totalmente.
Algunos ejemplos son: Oroño, en el departamento San Gerónimo; Nevada, Pantanoso, Ovejitas, La Mora, La Rinconada, en el norte del departamento San Justo; San Pedro, en el departamento La Capital;…y las poblaciones que han quedado reducidas al mínimo: La Blanca; Pedro Gómez Cello; Iriondo; ABC; La Teresita; Francisco Paz…éstas de los lugares que hemos visitado en estos casi 4 años de programa “Historias de Pueblos Olvidados” y blog “Allá Lejos….Mi Pueblo”.-
En el presente posteado, segunda y última entrada que denominamos: “Francisco Paz y Oroño, dos pueblo vacíos”, les presentamos a Oroño, “el dolor de ya no ser”. Un pueblo desaparecido, cuyos despojos yacen bajo la maleza que crece anárquicamente por la falta de la presencia humana, y donde ha quedado solo un (a) habitante real del pueblo original.
EL DOLOR DE YA NO SER”
Como se puede leer en el libro “Análisis integral de la Provincia de Santa Fe”, Oroño es uno de los únicos casos en la provincia que responden a la supresión de una comuna…. Tal vez el más representativo, ya que después de 70 años de vigencia, dejo de tener efecto en el pueblo, el presidente comunal.
Fundado en 1873 por quien fuera gobernador de la provincia durante el período 1865-68, Dn Nicasio Oroño, el pueblo tuvo su comuna a partir del 16 de septiembre de 1886, mientras que su distrito ocupaba 43 kilómetros cuadrados. Sin embargo, por decreto del 7 de mayo de 1957, se dispuso la cancelación del ejercicio de dicha comuna, por lo que el pueblo pasó a jurisdicción de Gessler, distante 6 kilómetros al Norte.
También conspiró desfavorablemente para su desarrollo, la clausura de su servicio ferroviario, operada pocos años después, el cual correspondía al ramal Empalme San Carlos – Gálvez, del FF. C.C. Belgrano. Por lo tanto, Oroño ha pasado a ser un pueblo aislado, distante 65 km. de la ciudad de Santa Fe.
En la actualidad se pueden observar solo ruinas de lo que fue un pueblo pujante y cargado de esperanzas. La estación ferroviaria que marcaba el ritmo y la vida del pueblo; el molino harinero que recuerda un tiempo de infinitos trigales; el viejo y derruido edificio de la comuna donde también funcionó la escuelita primaria; callecitas mudas aún visibles perdidas entre la maleza y la vegetación crecida anárquicamente a causa del olvido.
Y en los campos ya no se ve el lento desfile de las vacas rumbo a los tambos para su ordeñe diario, y donde los montes desaparecieron bajo la sierra del hombre haciendo llanuras por donde se marchó la gente.
Todo es destrucción, olvido, silencio, tristeza. Como decir que ha quedado solo un(a) habitante que pasa sus días junto a su gato, sus dos perritos, un lorito, su jardín y la huerta.
Doña Beba Odetti, con sus jóvenes 81 años recrea para nosotros la historia de su “viejo” Oroño que seguramente se esfumará con su muerte.
NUESTRA CONVERSACION CON DOÑA BEBA
(Entrevista realizada en agosto de 2009)
Ya había entrado la noche cuando llegamos a su casa. Con una lamparita a kerosene en su mano (no hay servicio de energía eléctrica) doña beba nos invitó a pasar. Una vez en el interior de la casa, con la ayuda de “tito”, un compañero de la radio y de viaje en esta oportunidad, doña beba encendió el “sol de noche.” (Quien alguna vez vivió en el campo, antes de la electrificación rural, sabe de lo que hablo).
¿Doña beba, a que edad llegó Usted a Oroño?
_Bueno…yo llegué a Oroño cuando tenía 11 ó 12 años, fue en 1941 pero desde antes y desde el campo ya venía a la escuela.
_ ¿y qué recuerda del pueblo de aquellos años?
_ Que había mucha gente. Muchas casas y también negocios: almacenes de ramos generales, boliches, salón de bailes, panadería y también una botica (farmacia). Lo único que faltó siempre fue doctor, por lo que teníamos que ir hasta el otro pueblo. Pero un día la gente se empezó a ir, desarmaba su casa y se iba a otros lugares en busca de trabajo.
_ ¿Qué hacía Usted y los demás chicos en el pueblo?
_ Bueno…íbamos a la escuela cuyo edificio ya no existe…ayudaba en mi casa y a veces con mis hermanos nos escapábamos a la estación a ver pasar el tren y el coche motor.
_ ¿Cuántos alumnos eran en esa escuelita que ya no existe?
_ Eramos 35 alumnos aproximadamente.
_ ¿Eran de familia numerosa?
_ Mi padre, mi madre y 6 hermanos. Todos vivimos aquí aunque algunos luego de casarse se mudaron a otros lugares. Ahora quedamos solo tres. En Oroño quedé yo sola.
_
¿A qué se dedicaba su padre?
_ El molino harinero era la fuente de trabajo más importante del pueblo por aquellos años. Mi abuelo transportaba la cosecha de trigo hacia el molino. Luego se incendió y quedó cerrado un tiempo. Volvió a funcionar y otra vez se incendió; de allí nunca más abrió sus puertas. Tampoco se supo que pasó verdaderamente.
Además, había sido decretado monumento histórico y no sé porque se dejo abandonar tanto. Ha quedado reducido a escombros.
_
¿Cómo es vivir hoy en Oroño?
_ Aquí no ha quedado nada ni nadie. Las compras las hacemos en Gessler o Larrechea (dos pueblos vecinos). Hay que dejar que pasen las horas no más….
_ ¿Qué le encuentra de lindo a este lugar?
_ De lindo nada. (Risas) Pero estoy tan acostumbrada a todo eso que no me doy cuenta ni siquiera del tiempo que pasa. Hace 32 años que murió mi esposo y siempre me quedé aquí.
_ ¿Cómo es un día suyo?
_ Bueno…me levanto a las 7 y media de la mañana y me acuesto con la noche aunque temprano. A veces se me hace corto el día… tengo mi jardín, la huerta, los pajaritos que atender, algunas gallinas….
Y doña beba sigue hablando y recordando frente al grabador que da vueltas y vueltas mientras con tito le tomamos algunas fotos sin antes acomodarse un poco su cabello. De tanto silencio y falta de un oído que la escuche, no se dejó nada que pudiera contar.
_ Doña beba, ¿Pensó alguna vez en irse de este Oroño?
_ No. Nunca. Yo nací en el campo muy cerca y desde muy pequeña que vivo aquí. Me siento parte de cada ladrillo de esta casa, y en cada rinconcito de este lugar tengo un recuerdo, mis recuerdos mas queridos, mas añorados… por eso no me puedo ir. Me sacarán cuando me muera.
Nos despedimos y doña beba nos invita a regresar, compromiso que asumimos con tito que mucho le costó volver y encontrarse con esa historia que lo formó. Vi la alegría reflejada en el rostro de doña beba como también la emoción del amigo que se reencontraba con una parte de su pasado inolvidable.
Y la promesa la cumplimos. Volvimos a Oroño y fuimos a visitar a doña Beba, que a decir verdad su nombre es Genoveva, que el próximo 1º de abril cumplirá 84 años. Volveremos para festejar su cumpleaños.
GALERIA DE IMAGENES
Hasta la próxima historia...